“Este retiro dejó una huella imborrable en mi corazón, encontré la paz que tanto he buscado afuera, en mi interior.

Me fui sin ninguna expectativa porque no creía en estas cosas sin embargo algo me dijo que ese era mi lugar, y me encontré con la Laura que hace mucho no me habitaba, la alegre, la charra y no creí que todavía fuera así. Lloro cada que veo las fotos y me siento consciente de lo que valgo y de mis capacidades.

Siempre supe que había algo que me frenaba y aquí lo encontré”

“En el retiro sucedieron muchas cosas mágicas.

Nos reconocimos como personas independientes, que no somos nuestras familias, nuestros hijos, nuestro rol en la familia sino que somos seres únicos y más importantes que cualquier otra persona.

Aprendimos el cuidarse primero y el amor propio que debe ser más fuerte que cualquier otro amor que sintamos.

Aprendimos que darnos nuestro espacio es absolutamente válido y es incluso necesario (y no es egoísmo como pensaba).

Llegamos a nuestras casas recargadas de energía, con esas ganas de abrazar a nuestros hijos y parejas, y de ser nuestra mejor versión para entregarles lo mejor de cada una de nosotras”. 

“Cómo no querer volver a ese espacio mágico al que asistí.

Redescubrirse como mujer y darse cuenta que los hijos son el nuevo motor de vida pero sigue viva una mujer que siempre ha hecho todo para estar bien para ellos y que debe revivir para que todo a su alrededor gire tranquilamente.

El retiro no solo me recordó esa mujer sino que me hizo revivir esa niña que siempre llevamos dentro y que muchas al ver nuestros hijos recordamos pero que la tenemos en el olvido.

Volvería mil veces, se los recomendé a mis amigas y a todas las mamás porque nos merecemos un espacio así, donde fuimos las princesas de unos días inolvidables, si me lees no lo dudes ni un segundo”

“Fui al retiro y pasé unos días espectaculares, volví a conectarme conmigo misma como mujer, como esposa, donde dejamos de ser mamás y volvemos a estar con nosotras mismas.

Solo quisiera decirles que si son mamás deberían regalarse este espacio porque la verdad me cambió la vida, la experiencia fue demasiado linda y al final sentí que todas lo necesitamos”

“Sanar, renacer y rematernar.

Viví un fin de semana mágico con 23 mujeres que teníamos en común ser mamás.

El mar, el viento y el cielo estrellado fueron testigos de hermosos momentos donde vivimos experiencias increíbles que nos brindaron herramientas de amor propio permitiéndonos de nuevo amar, validar, abrazar a cada mujer que nos habita y reconocernos no solo como madres sino como mujeres valientes y soñadoras.

Una mamá feliz es un hogar feliz, llegué con el corazón lleno de amor”

“Fui a un retiro pero me topé con un encuentro. Un encuentro entre mujeres desconocidas pero con el pasar de las horas descubrí que algo de cada una de ellas estaba en mí... mujeres hermosas, trabajadoras, hijas, hermanas, amigas, esposas, emprendedoras, soñadoras, que decidieron, al igual que yo, ser mamás y dejamos un poco guardado nuestro rol de ser MUJER.

Reencontrarnos cada una con nuestra verdadera esencia pero más, hacerlo en comunidad, fue no solo asombroso sino ¡MÁGICO!... Hoy vivo agradecida conmigo por darme este regalo, por hacer este viaje y traerme herramientas que me han permitido estar en equilibrio entre mis roles. Amé recordar la mujer que soy y cada día me despierto a disfrutarla”.

“Este retiro dejó una huella imborrable en mi corazón, encontré la paz que tanto he buscado afuera, en mi interior.

Me fui sin ninguna expectativa porque no creía en estas cosas sin embargo algo me dijo que ese era mi lugar, y me encontré con la Laura que hace mucho no me habitaba, la alegre, la charra y no creí que todavía fuera así. Lloro cada que veo las fotos y me siento consciente de lo que valgo y de mis capacidades.

Siempre supe que había algo que me frenaba y aquí lo encontré”

“En el retiro sucedieron muchas cosas mágicas.

Nos reconocimos como personas independientes, que no somos nuestras familias, nuestros hijos, nuestro rol en la familia sino que somos seres únicos y más importantes que cualquier otra persona.

Aprendimos el cuidarse primero y el amor propio que debe ser más fuerte que cualquier otro amor que sintamos.

Aprendimos que darnos nuestro espacio es absolutamente válido y es incluso necesario (y no es egoísmo como pensaba).

Llegamos a nuestras casas recargadas de energía, con esas ganas de abrazar a nuestros hijos y parejas, y de ser nuestra mejor versión para entregarles lo mejor de cada una de nosotras”. 

“Cómo no querer volver a ese espacio mágico al que asistí.

Redescubrirse como mujer y darse cuenta que los hijos son el nuevo motor de vida pero sigue viva una mujer que siempre ha hecho todo para estar bien para ellos y que debe revivir para que todo a su alrededor gire tranquilamente.

El retiro no solo me recordó esa mujer sino que me hizo revivir esa niña que siempre llevamos dentro y que muchas al ver nuestros hijos recordamos pero que la tenemos en el olvido.

Volvería mil veces, se los recomendé a mis amigas y a todas las mamás porque nos merecemos un espacio así, donde fuimos las princesas de unos días inolvidables, si me lees no lo dudes ni un segundo”

“Fui al retiro y pasé unos días espectaculares, volví a conectarme conmigo misma como mujer, como esposa, donde dejamos de ser mamás y volvemos a estar con nosotras mismas.

Solo quisiera decirles que si son mamás deberían regalarse este espacio porque la verdad me cambió la vida, la experiencia fue demasiado linda y al final sentí que todas lo necesitamos”

“Sanar, renacer y rematernar.

Viví un fin de semana mágico con 23 mujeres que teníamos en común ser mamás.

El mar, el viento y el cielo estrellado fueron testigos de hermosos momentos donde vivimos experiencias increíbles que nos brindaron herramientas de amor propio permitiéndonos de nuevo amar, validar, abrazar a cada mujer que nos habita y reconocernos no solo como madres sino como mujeres valientes y soñadoras.

Una mamá feliz es un hogar feliz, llegué con el corazón lleno de amor”

“Fui a un retiro pero me topé con un encuentro. Un encuentro entre mujeres desconocidas pero con el pasar de las horas descubrí que algo de cada una de ellas estaba en mí... mujeres hermosas, trabajadoras, hijas, hermanas, amigas, esposas, emprendedoras, soñadoras, que decidieron, al igual que yo, ser mamás y dejamos un poco guardado nuestro rol de ser MUJER.

Reencontrarnos cada una con nuestra verdadera esencia pero más, hacerlo en comunidad, fue no solo asombroso sino ¡MÁGICO!... Hoy vivo agradecida conmigo por darme este regalo, por hacer este viaje y traerme herramientas que me han permitido estar en equilibrio entre mis roles. Amé recordar la mujer que soy y cada día me despierto a disfrutarla”.